domingo, 14 de julio de 2013

... De la vida.

— Y... ¿cómo se siente?— me preguntó con cierta prevención. 

— Sientes como si algo se apagara, quizás una luz en alguna parte. Como si algo se descompusiera, lo más probable es que se tratare de una canción de amor en las manos de su compositor. Como si algo muriera, tal vez un anciano de un infarto al corazón. Claro que todo eso sucede dentro de ti. Es como si algo de repente hiciera click y desapareciera, como si tuvieras un vacío en el pecho imposible de llenar, como cuando despiertas asustada en medio de la noche y la soledad te salta encima, y te asfixia el silencio y la oscuridad parece lo único certero. Es como si giraras la llave en la ignición y el motor no arrancara, como un gran aviso de Stop, así fue como me sentí cuando me rompieron el corazón.

domingo, 7 de julio de 2013

... De la vida.

Nos hemos acostumbrado (mal acostumbrado) a contarnos cada uno de nuestros días.

martes, 2 de julio de 2013

Bajo la alfombra.

   

    Y él tachó mi nombre de su lista y yo borré sus miradas de la mía. Esta semana hicimos una limpieza a nuestra relación y salieron a flote antiguos problemas que habíamos dejado bajo la alfombra. 
   Recuerdo su cara ante el desastre, era una mezcla de aceptación y rencor, sobretodo rencor, pues ya sabía él lo que nos pasaría desde ese momento en adelante. ¿Qué podía decirle yo? Palabras de consuelo no venían al caso, el consuelo lo habíamos eliminado también, junto con el apoyo y los abrazos. 
    De los dos sólo quedaba el cuerpo de cada uno y los recuerdos, habíamos ya vaciado la tolerancia, traspasamos el límite de besos (nos cansamos de besarnos), de un día a otro empezamos a seguir unas fulanas reglas, unos fulanos reglamentos de conducta y tú dejaste de visitarme en casa y comprimir mis largas jornadas para verme bella en un: Que bonita estás; y yo dejé de regalarte herramientas. 
    Creo que sin saberlo competíamos por ser el peor de la relación, a ver quién escondía más cosas bajo la alfombra, a ver quién olvidaba más fechas importantes, a ver quién parecía más incómodo en la soledad... y creo que los dos ganamos, o tal vez gané yo.
    Él tachó mi nombre de sus labios y yo borré sus labios de los míos. La rutina, en definitiva, ha sido la única ganadora, pues por ahora ya no tiene sentido seguir escondiéndonos bajo la alfombra.

lunes, 1 de julio de 2013

Abrigo.

Trato de buscarle abrigo a estas ganas de tener frío, para evitar el desafío: recuperar el tiempo perdido y todo lo que es mío.
Trato de encontrarle alivio a este loco hastío, podría coser con hilo tu corazón al mío. Aunque eso carecería de sentido.
Trato, amor mío, de no perderme en el vacío, pero has tendido en el camino trampas, engaños y acertijos.
Sino quieres y no puedes ser mi abrigo, puedo aceptarte como amigo, pero por favor no juegues conmigo: aún no me creo capaz de sobrellevar otro olvido.
Mi espíritu es bravío, deja de enviar escalofríos.
Eres para mente y cuerpo el veneno más nocivo y te lo aviso: hoy ya no pienso en ti, valdío, he decidido hallar mi propio camino.