viernes, 28 de enero de 2011

Mi compañera de juegos.

"Es adecuado comenzar diciendo que te quiero, pues, aunque lo digo todo el tiempo, quiero que lo tengas bien presente. Quizá el hecho de que el destino nos alejara no nos cayó bien, pero, y siempre hay peros, esta estúpida distancia nos ha hecho darnos cuenta que, a pesar de que somos como el agua y el aceite, nos extrañamos casi de manera insoportable. Estoy hablando de las dos, porque te conozco... No puedes vivir sin mí.
Hay algo que me arrebataste en tu ida, algo que jamás pensé que me haría tanta falta, quizá tú también sientas lo mismo, pero cómo puedo vivir sin tus juegos, sin tus... ¿golpes? ¡Oh! Esto se está tornando raro, de verdad extraño eso, hasta podría atreverme a decir que echo de menos tus repentinos gritos, pero sobre todo, extraño los juegos, cuando me alzabas por el aire con las piernas, cuando me hacías reír hablándome al oído y rozándome las costillas, ¡Vaya! Sí te extraño, hermana.
Recuerdo tus miradas y, confieso, he dicho varias incoherencias y no hay quién me escuche, se ría de mí y luego me corriga. Quizá tu ausencia es una nueva manera de ver el espacio que deberías estar ocupando de diferente manera; ya sabes, ahora te recuerdo y veo tu cama vacía y, en vez de pensar "No debo sentarme allí por las buenas", ahora pienso "Ella no está, no notará la diferencia, puedo recostarme allí y recordarla". No te atrevas a pensar que estoy siendo dramática, ¡No te atrevas! Supongo que eres mi hermana mayor y, de alguna manera, la más pequeña te necesita. Piensa en eso y deja de hacer lo que sea que hagas...
... Eso es egoísta, pero cómo me conviene. Eso es cruel, pero... ¿Por qué no me importa, compañera? ¿Por qué? Ven a jugar conmigo.
Desde aquí, deseo que, si es necesario, todo te salga mal allá y puedas venir rápido...
... No es cierto. Te quiero y te espero.
Atentamente, tu compañera de juegos".

Dedicado, COMPLETAMENTE, a mi hermana, mi consejera, mi amiga:
Dana P.

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