lunes, 30 de agosto de 2010

... Curiosidades.

¡Cómo tengo ganas de escribir! Pero ésta fiebre que tengo es más fuerte que nada... Creo que éste es mi castigo, ya sé cómo se siente que te prohíban lo que más te apasiona hacer... Hago este comentario por que MI HERMANA MAYOR me dio la recomendación de hacer este Blog algo más personal, comentando no sólo poemas, sino también lo que siento o las tribulaciones, peripecias o vicisitudes que se me presentan en mi día a día. Ya que ella es mi sabia consejera, tomaré su consejo y espero que sea esto agradable para ustedes. Saludos.

domingo, 29 de agosto de 2010

Nosotras


Por nuestra manera única de sonreír, por cómo brillamos al caminar, al bailar, al amar. Por las palabras que decimos, las que gritamos, las que susurramos, también por esas palabras que callamos, esos sentimientos guardados, esas horas a la espera, la paciencia de nuestras almas inquietas, de esos corazones en movimiento, que tanto aman el romance y tanto se apasionan cuando les suceda. Por nosotras, chicas, que, como aprendemos a hablar, aprendemos a amar, a sentir más allá de lo tangible, a extrañar más allá de la distancia; nosotras, chicas, que no logramos entendernos, por las complicadas, las enamoradizas y las tímidas. Por que emanamos una energía rutilante que nos domina y posee al momento de coquetear, al momento de enamorarnos, ilusionarnos... Por las heridas, por que hemos sido lo suficientemente fuertes como para sanar un corazón roto, entre cariños propios, frases de consuelo y recuerdos borrosos. Nosotras que, al momento de caminar, nos describimos completamente; que, cuando miramos, decimos todo lo contrario a lo que damos a pensar; que, justamente al decir Te Amo, no estamos bromeando, por que somos apasionadas, románticas, coquetas... Somos un elixir desconocido que los hombres no pueden evitar.


¡Vamos, chicas! ¡Por nosotras!

sábado, 28 de agosto de 2010

DIARIO 11: Opiniones y anécdotas


Creo que he tenido la misma opinión que una gran cantidad de lectores de Louisa May Alcott: ¡Jo y Laurie debieron quedar juntos! Entiendo que ella pudo haber querido dejar la esencia de su amistad hasta el final del libro o que Jo se negara para lucir su ruda actitud, y luego cediera; pero, en mi opinión, primero: Como esposos hubieran sido, más que amigos, amantes, lo cual era aceptable y maravilloso. Segundo: Jo pudo arrepentirse, ir hasta su pretendiente y decirle un ¡SÍ! impetuoso a la encantadora propuesta de Laurie -que debo admitir, me enamoró completamente-, lo cual me hubiera devuelto el interés hacia la trama. Claro que nada de eso pasó y Laurie terminó con la hermana de Jo -no me agradó- y Jo con un profesor con veinte años más que ella, ésto sí fue el colmo. Debo admitir que fue muy decepcionante, pero no puedo quitarle crédito al libro, la redacción y el sentimiento puesto en sus palabras. Le había prometido mi impresión de "Mujercitas", pues ésa es mi impresión.
Por otra parte, he seguido siendo un hombre al escribir y puedo decir que me ha ido bien. ¡Genial! ¿No, man? Jajaja...
... Debo decir que estoy muy feliz, pues hoy, veintiocho de agosto del 2010, tengo en mis manos Guajiro, el nuevo disco de Guaco. Eso me proporciona emoción -la cual necesito mucho en mi obra actual, pues está muy ligada al humor-, inspiración y, debo admitirlo, también le roba tiempo a mi escritura, pero vale la pena, ¡claro que sí!
Me he dado cuenta, últimamente, que no puedo dejar de idear con respecto a mi obra, ayer se me ocurrió una idea y, como siempre, todo encajaba perfectamente. Sin lugar a dudas, es ésa mi bendición, siempre me pasa así. Increíble, ¿no? He dicho punto y final.

viernes, 27 de agosto de 2010

... De la vida.

Justamente me enamoré de ti por tu independencia, tu libertad y tu indiferencia; entonces, a éstas alturas, ya no tiene sentido querer cambiarte.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Dentro de tu corazón.

Recuerdo esos días de verano en los cuales, con tanta frecuencia, volteabas a mirarme y relatabas fantasías para llamar mi atención. Recuerdo la sonrisa torcida, las atenciones y las manipulaciones; revivo los halagos que me hacías, los juegos que jugábamos y la sombra del árbol que nos cobijaba cuando conversábamos; y siempre dije: En cada minuto voy a quererte, sobre cualquier superficie tendré que adorarte, bajo las montañas iré a abrazarte y dentro de tu corazón voy a quedarme. No planeo ser molesta, te prometo no ser ruidosa y, aunque el lugar es estrecho, alzo mi mano derecha para jurarte con toda mi alma que no voy a lastimarte. Lo juro, por esos días de verano, los caramelos compartidos y las horas orgullosas y refunfuñantes de mi ida; por el parecido de nuestros atardeceres en otoño, te guardaré como mi amuleto, tu rostro y tus ojos, la fantasía y las verdades, por que te quiero y aún recuerdo cuando, con tanta frecuencia, volteabas a mirarme.

Conozco esos días.


Pronto la rabia pasará.
Pronto las heridas sanarán.
Yo también lo he sentido, la ira de un día que te hace enfurecer por mínimos detalles, la molestia comprimida y nerviosa encarcelada en tu pecho, la mismísima impotencia natural que te produce una situación que no es tu problema, pero quisieras arreglar; la inconformidad, el tedio ante la gran tontería de las masas, los comentarios imprudentes, los hombres inmaduros, el sueño de saber lidiar con todo aquello... pero, la verdad, es que no formo parte de muchas cosas, no soy igual al resto y no me interesaría serlo.
Conozco esos días, los he experimentado, los he odiado y me han hecho abrir los ojos, ser realista, darme cuenta del lío que me rodea, de esa pesadilla de la cual rellenamos la tierra.
Conozco esos días, me abren los ojos...

lunes, 23 de agosto de 2010

Confesión.

Te convertiste en un recuerdo, la imagen borrosa de una película romántica, el sueño de mi adolescencia, la valentía de mi juventud. Aún hoy me cubre el sol, pero era tu calor el que me sanaba, yo disfrutaba cuando, al sonreír, tomabas mi cara y la analizabas, escrutando en mi mirada, indagando en mis mejillas, como si buscaras algún vestigio del pasado, de los secretos, de un silencio que sabías que guardaba y tanta curiosidad te producía. Pero así era yo: taciturna, misteriosa, reservada. Temía al tono de los demás, a las interpretaciones erradas y las historias retorcidas, hasta te temía a ti, cuando actuabas como un detective, haciendo preguntas, lanzando indirectas y simulando tapar el sol con un dedo, pues dentro de ese pecho tuyo latía un corazón curioso, ansioso de saberlo todo de la mujer que ama, de esa mujer por el cual bombeaba y trabajaba con tanto esmero. Lo admito, jamás pudiste saber todo de mí, pues a pesar de la confianza, los años de convivencia, las peleas y los encuentros, ligadas a esas travesuras mutuas, al sonido de la noche que nos respaldaba, al song de la música suave que me cantabas y la sencilla melodía de las ranas luego de una fuerte lluvia; acompañados con todo aquello, nos sentíamos afortunados, a pesar de todo. Pues tú nunca llegaste a saber que yo, sin importar que no lo expresara o que no te lo dijera, estaba tan enamorada de ti como las brisas lo estaban de un viento suave y natural, como las olas viciosas celaban a la arena o el mismo cielo lucía romántico cuando la luna aparecía. Carta para el hombre que tanto amé y nunca lo supo.

sábado, 21 de agosto de 2010

Idilio.


El silencio se rompió con aquel beso que regalamos a nuestra necesidad. La lluvia cesó con ese llamado mutuo al amor. Las agujas del reloj frenaron tímidamente ante tal idilio, por que odiábamos que el tiempo fluyera, que la hora del adiós se aproximara, que éramos eternos en las visitas y por un abrazo las paredes imploraban.
Intimidábamos al futuro, pues un romance tan fehaciente, era promesa de inmortalidad y ese tiempo temía a la furia de dos enamorados, que vivían por el otro, que su corazón bombeaba por el otro, que el cielo era hermoso por que ellos estaban juntos. Eso era un idilio, una pasión intensa, un continuaremos, la verdad, el éxtasis, la unión, el amor, el sol. Hombre y mujer. Un para siempre y un después. Un idilio es la promesa de una eternidad, y éste va más allá.

Dedicado a mi hermana mayor, que silenció su ímpetu para dejarle escribir a la "aburrida" Alana, que, al retomar su escritura, le resultaba antipática. TE QUIERO.


viernes, 20 de agosto de 2010

... De la vida.

Deja que el mundo goce de nuestro amor, que nosotros gozaremos del mundo.

Acosadora presencia.



Me verás caminar tras de ti, sentirás cómo pesa tu nuca, cuando gires te encontrarás con mi cara, al pensar recordarás cómo te acosaba. Mi respiracion, que penetra tus oídos, seduce tus deseos, juega con el aliento, tu aliento, mi aliento; en la presencia descortés de una mujer que te persigue, sentirás entonces qué se siente, cómo te intimido, sea bajo el sol, bajo la luna o en un abismo, siempre mis ojos brillarán a tus espaldas. Soy buena en todo lo que hago y ser quien te acosa es revitalizante. Te devuelvo toda la porquería, toda la basura que botaste, por que cuando me visto para deborarte eres un cobarde, un hombre que odio. Sentirás entonces mis pasos a la par de los tuyos, las miradas al compás, los suspiros disonantes te incomodarán y cómo voy a reír cuando empieces a gritar. Soy tu sombra, no hay otra; te sigo. No trates de huír. Soy una presencia que no puedes eludir.

martes, 17 de agosto de 2010

Conquista.

- Te tengo un reto- le dije sin dar mucha importancia a lo que dependía mi "tonto reto".

- Dímelo, estoy desesperado- soltó entre balbuceos mi querido amigo; que, ahora que me confesaba su amor, me ocasionaba un ataque de risas descontrolado y, a la vez, me hacía sentir mal por él. Pues, ¡Miren a quién había decidido amar este muchacho! A la muchacha "sin corazón" así era como él mismo y todo el que me conocía me juzgaba, y en parte... Era cierto...

- Conquístame- ni pensar que estas palabras a lo largo serían mi condena y no un juego como lo tomaba ahora.

Los ojos celestes de mi amigo brillaron casi como el sol vespertino sobre nosotros lo hacía, pero aquello volvió a invadirme de carcajadas vehementes e hilarantes.

- Pues...- el chico, ilusionado, se acercó a una de las tantas plantas de rosas que nos rodeaban y arrancó una de un color escarlata intenso- toma- y, dándome la flor, me sonrió y yo volví a reír, por que a mis quince años era eso lo que hacía cuando me sentía incómoda o cuando de verdad me daban risa las cosas que a los demás no, justo ahora me ocurría la segunda opción, pues este muchacho aún era como mi hermano y la confianza que le tenía no cambiaría por que... me amara-. Siempre te ríes de todo- refunfuñó, fulminándome con la mirada

- Pensé que te gustaba todo de mí- bufé.

- Así es- y, volviendo el color de una felicidad intachable a su rostro, me tomó las manos y dijo-: Pues con el pasar del tiempo he aprendido a amar tus defectos, más no reprimir que me afecten

- ¡Suelta mis manos!- le ordené sacudiéndome y, antes de que se entristeciera, le grité-: ¡Mejor hazme caballito hasta mi casa.

Empezamos a reír, mientras él montaba mi cuerpo en su espalda y corría por todo el claro.

Nunca olvidaré esa mirada suya al decirle que me conquistara, como si le abriera una puerta gigante a la esperanza de un nosotros; aún aquella noche al quedarme sola en casa comencé a darle vueltas al asunto, divagando por toda la cocina, saltando en el sofá, riendo al recordar cuando casi caía de su lomo en el momento que sus pies tropezaron con una piedra. Pasaba los mejores momentos con él, le contaba todos mis secretos, hasta lo celaba de las chicas por miedo a que una lo alejara de mí y nuestra amistad ya no fuera jamás la misma. Se me complicaba verlo de otra manera y que él ya lo hiciera, podía faltar a mi buen humor obligándome a alejarme de su calidez y buscar refugio en otra cosa, pues dudaba encontrar otro amigo tan bueno, fiel y respetuoso como él. Sabía que había una línea muy fina en lo que me haría feliz -como hasta ahora- y me alarmaría por el resto de mi tan defectuosa vida.

- Es así- soltó una tarde sin previo aviso, mientras cruzábamos un pasillo del colegio.

-¿Cómo? ¿Qué?- dudé.

- Cuando caminas, tienes un bailoteo extraño en los brazos, miras para todas partes y sonríes al ver uno de esos lirios blancos a la entrada. Me gusta cómo caminas.

- ¿Te digo qué me gusta?

- ¿Qué?- inquirió con inocencia.

- Cuando, en vez de halagarme, me contabas chistes o te quejabas del clima o hasta te reías de mí.

- Te estoy conquistando. El clima no es romántico- se quejó.

- No quiero que seas romántico.

Mi amigo se tomó aquello de la mejor manera, pues siguió haciendo observaciones sobre mí: mi modo de reír, que poseía el gran talento de tomar lo peor de mejor manera, que si pretendía a veces ser antipática para divertirlo y que no gozaba del don para la seriedad, pues todo me daba risa.

Pasado ya un mes de su actitud de "romántico", empecé a tolerarlo menos, irritándome cada vez que decía la palabra "amor", "conquista" o "romance".

- ... Y es por eso que quiero un romance serio- culminó con una sonrisa de satisfacción en el rostro un martes por la noche.

Para que se identifiquen un poco y no me juzguen, les diré que ha estado explicándome su concepto de una relación desde la tarde y ya el crepúsculo pasó y la noche se hace fría.

- ¡Ya me hartaste!- empecé a bramar enfurecida ante la pronunciación de una de mis tres palabras odiadas.

- ¿En serio?- susurró lastimado.

- Sí, por que lo único que haces es hablar de fantasías e imaginaciones, de lo que podría pasar o te gustaría que pasara. ¡¿No caes en la realidad?! Pues entonces, cuando te decidas a hacerlo, a aterrizar en tierra firme... ¡Háblame! Por que es aquí donde estoy- y señalando el suelo cubierto de tierra le vi a los ojos-. Ya es hora de que te des cuenta...- culminé, dándome media vuelta para correr lejos de él.

Ya en casa, me dediqué a encerrarme en mi cuarto y dar rodeos a mis palabras de hace unos minutos, pues ese parque que él y yo visitábamos como amigos no estaba muy lejos de casa, pero sí de volver a ser invadido por dos adolescentes, muy buenos amigos, niño y niña, que contaban con sólo quince años.
De repente, se oyeron unos golpes en mi ventana.

-Está allí-, pensé asomándome y viendo la alta figura de mi amigo que sonreía como siempre.

- Estuve analizando tus palabras y...- empezó.

- ¿Y?- dudé a la expectativa.

- Me di cuenta que ya te he conquistado y que ya es hora de dejar de fantasear, pues tú también me quieres y sólo hace falta pedirte que seas mi novia.

- ¡Claro que no!

- ¡No me vayas a decir que...!

- Yo te amo, no te quiero.

- ¡Pues ven aquí entonces!

Calculé la altura promedio y, a pesar de que él pensaba en escaleras, manilla y puerta, yo planeaba otra cosa.

Me lancé por los aires hacia él que me tuvo entre sus brazos, a penas entendiendo y lleno de impresión.

- Me conquistaste- le dije abrazándolo.

- Tú también, sólo que no te dabas cuenta.

Y cerramos el trato de un romance lleno de amor y conquista con un dulce beso de niños.

domingo, 15 de agosto de 2010

De la vida...

A veces los finales felices llegan a aburrirme y a parecerme terribles, pero odio los finales tristes... así que prefiero morir de tedio.

De la vida...

Si quieres alejar a un hombre, actúa como él quiere que lo hagas.

lunes, 9 de agosto de 2010

De mi puño y letra.


De mi puño y letra, de sentimientos expresados, hechos con el alma abierta, redactados con la mente brillando; relampaguendo, como en el cielo cuando llueve y mi inspiración se desborda como el agua. De mí para ustedes, que tanto he aprendido a disfrutar el compartir, esto es de mi puño y letra, de amor y pensamientos, de recuerdos y dedicatorias, para todo aquel que me rodea y aquellos que lo disfruten.
Cada palabra, cada verso es hecho con sentimiento, cuando me dejo llevar o cuando empiezo a fraguar, que las historias llegan a mi cabeza, que el alma se me enreda ante tantas ideas, cuando me veo moviendo la mano, después de mi energía sólo queda esta muchacha absorta, distraída, que prefiere no le hablen ni le miren, esta chica que se entrega a la literatura, presta su cuerpo a sus palabras, transfiere todo lo que siente al papel y todo lo que piensa baja por su pluma, como una corriente eléctrica, como un manso esclavo que es su mano la que le ayuda, su fiel compañía, remilgada esencia queda de ese individuo ímpetuoso. Es su puño, es su letra, es ella la que crea. No la miren, no le hablen, que su cuerpo ya no es de ella, es de sus poemas.

Seré.


Disciplinaré a mis impulsos, le daré cuerda a los avisos, cuando deba parar no seguiré, a mí misma me ataré. Seré de la obediencia la mejor estudiante, del alto y justo juicio usuario. Golpearé al mundo con mis talentos, moriré cuando haga de mí pura satisfacción. Con la cabeza en alto, las metas en mente, el área bloqueada, justo para despejarla; con la suerte en el bolsillo, aunque no creo en ella, pero todo lo que venga, con tal y sea bueno. Un amuleto para trivialidades, la Virgen que me regaló mi abuela, una medalla con el cielo, un cielo que me cubre bajo su ocaso. Seré perseverante, tal cual como lo señaló mi padre e insistente, por que es mi punto fuerte. Podré llamarme una adolescente emancipada, sólo cuando pueda cargar conmigo misma. Seré fluida en hechos y acciones, además tendré mil aventuras que relatar. Seré una mujer fuerte, a mis esquemas transformaré, mis mapas arrugaré, a donde me lleve mi vida allí iré. Sea lo que sea, futuro, allí estaré. Por que seré, seré del mundo y el éxito una divina rehén.

viernes, 6 de agosto de 2010

De la vida...

Qué sencillo te resulta manejar mis emociones, controlar mis sentimientos, apartarme de todo y obsesionarme.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Un primer amor.

Saltaste a mi vista con sólo cruzar de la sala a la cocina y de la cocina al jardín trasero. Intenté disimular mi interés, así que poco a poco, con cuidado, midiendo casi milimétricamente mis pasos, me acerqué a la ventana posada con gravedad sobre la mesa en la cocina; silbé para parecer normal, no quería llamar la atención como lo hacía cuando era pequeña. NO DEBÍA PARECER SOSPECHOSA. No sé si a través de la transparencia del vidrio lucías más atractivo, o sólo era yo obsesionada. Tenías tu ropa perfecta: un traje formal, zapatos limpios y negros como un abismo. La piel te brillaba, tus ojos me bañaban sin siquiera darse cuenta que estaba allí, el cabello te lucía levemente desordenado, perfectamente hermoso; la sonrisa te cruzaba a penas como un roce la expresión, tu propia voz era mi favorita. Jamás me había enamorado así, ¡Estoy tan emocionada! Te amo, en serio, con sólo haberte visto hoy ya puedo asegurar amor eterno...
... Tu celular sonó de repente.
- ¿Aló?- dijiste a tu celular-. Sí- sonreíste-. Mi amor, qúedate tranquila, pronto llegaré a casa. ¿Y los niños?
¡¿Qué?! ¿Niños? ¿Mi amor? ¡¿Pronto llegaré a casa?!
... Lo sabía...
... Sabía que enamorarme a los doce años no era una buena idea.

Somos motivos.

Siempre hay un motivo para nuestras acciones, sólo queda descubrir qué tan correcto es. Como seres vivos, no trabajamos sin una motivación: Es como... reír, ¿por qué lo hacías? ¿qué te hizo reír? Más allá de la acción, está el hecho.
¿Qué sería un payaso sin sus chistes?
¿Un exámen sin sus objetivos?
¿El adolescente sin su rebeldía?
¿Una novela sin personajes principales, sin drama?
¿El trabajador sin su paga?
¿El motivo sin su circunstancia?
¿La película sin atraer audiencia?
¿El árbol para alimentar a la fauna?
¿Un cuerpo sin su corazón?
¿Un te amo sin esperar uno igual de la otra persona?
¿La seguridad para no avergonzarse?
¿La puerta para entrar?
Todo en esta vida tiene una razón para existir- reímos-. Es algo con sentido, ¿no? ¿Para qué estaría aquí si no pretendiera hacer de mí misma un motivo de ser, procurarme seguridad, salvar mi futuro...
... No soy tan estúpida como para no darme importancia. No darme un motivo, ¡Por favor!